Después de poco más de un año de cuarentena para evitar que la COVID-19 se esparciera más rápido hemos caído en un aislamiento social que parece no tener fin. Un estudio realizado por la revista Horizonte Médico nos dice que las personas que están en un distanciamiento social continuo son más vulnerables a sufrir de “complicaciones neuropsiquiátricas” como depresión y ansiedad, lo cual pasa por la falta de comunicación intrapersonal.
Por otro lado, el estudio “Los jóvenes y la pandemia de la COVID-19: efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental” de UNICEF nos dice que el impacto que el aislamiento social ha tenido sobre los jóvenes adultos es “sistemático, profundo y desproporcionado“, especialmente para los y las jóvenes que viven en países de bajos ingresos.
La interrupción repentina de la convivencia social generó daños emocionales y psicológicos en los jóvenes. La UNICEF revela que “el 17% de los jóvenes probablemente sufran ansiedad y depresión. Los jóvenes cuya educación o trabajo se había interrumpido o había cesado totalmente tenían casi dos veces más probabilidades de sufrir probablemente ansiedad o depresión que los que continuaron trabajando o aquellos cuya educación siguió su curso.”
Es por toda esta información que nos dimos la tarea de preguntarles a estudiantes cómo han sufrido este cambio tan radical y que al mismo tiempo nos enseñaran cómo es su lugar de trabajo en casa, pues no tener un lugar adecuado de trabajo puede complicar aun más en aprendizaje.
- Frida Pamber
FOTO CEDIDA POR FRIDA PAMBER
Estudio Arquitectura y estoy en séptimo semestre. La situación definitivamente me ha afectado porque mi carrera es muy práctica, las asesorías y trabajos no son iguales y no puedo aprender igual porque hay cosas que tengo que ver (presencialmente) cómo se hacen, por ejemplo, un levantamiento o una asesoría más directa. Me siento muy sola, la carrera es muy pesada, pero ir a la escuela y poder estar con mis amigos, platicar y hacer más cosas fuera de la escuela era emocionante. Siento que ahora dedicamos nuestro tiempo 100% a la escuela y además estamos encerrados, entonces lo hace muy difícil. Me ha dado tanta ansiedad y estrés que ahora estoy tomando terapia, es demasiado para mí.
- Alejandro Martínez
Estudio la carrera de Escritura Creativa y Literatura y voy en séptimo semestre. Me he beneficiado en el sentido en que siempre he sido muy independiente y he aprendido a organizar bien, tener mi espacio y trabajar a mi ritmo y tiempo, pero hacer todo en los mismos espacios es muy cansado a la larga. A un nivel íntimo, estar en el encierro me obliga a estar conmigo mismo y como bien dicen: si quieres ponerte triste ponte a pensar. También empecé a notar que la depresión empezó a destacar más, ha sido un proceso, quisiera decir que antes no padecía de depresión, pero ahora que estoy trabajando con mi persona entendí que el encierro detonó muchas cuestiones que padecía y minimizaba. Por ahora voy una vez a la semana con psicóloga, al menos esta situación funcionó para que buscara ayuda. En cuanto al manejo de tiempos en mi casa, uff, es difícil porque la procrastinación a veces me supera pero siempre intento estar consciente y al tanto de mis obligaciones, por más que esté cómodo o con la facilidad de estar en casa, procuro darme tiempo de hacer lo que me toca en tres aspectos: la escuela, mi cuerpo y mi pasión que es escribir.
- Alejandro Valdez
Estudio Mercadotecnia y me encuentro en noveno semestre. Al principio la verdad me gustó y benefició esto de la modalidad online, pero ya después de año y medio realmente me es muy agotador estar todo el día, toda la semana frente a la computadora. El tener que estar constantemente pensando en lo que tenía que hacer de la escuela me genera ansiedad y mi cabeza termina abrumada.
- Valeria Reyes
Estudio la carrera de Actuaría y estoy en el séptimo semestre. La realidad es que he manejado esta situación de diferentes maneras desde que empezó. El primer semestre a distancia fue horrible porque estaba iniciando un proceso de depresión, entonces obviamente terminé de milagro, con buenas calificaciones pero sacrificando mi estabilidad emocional. Comencé a ir con una psicóloga y ella me ayudó muchísimo para poder sobrellevar de una buena manera el segundo semestre en línea pero ahora que estamos en el tercero, que es un poco más pesado, se siente muy diferente.
Me beneficia porque no me tengo que despertar a las 5:00 am para llegar a mi clase de las 7:00 am, tampoco gasto en transporte y comida, pero solo me ha beneficiado en el sentido económico y de tiempos, y esto entre comillas porque gasto más luz e Internet, sin embargo, siento que me ha afectado mucho más de lo que me ha ayudado.
En las clases la mayoría de los profesores le echa muchas ganas para que podamos entender pero la otra parte solo prende su computadora y pasan diapositivas durante dos horas, esto afecta mucho porque hay materias bien interesantes que podrían aportarme mucho pero por este método de enseñanza no puedo aprender lo suficiente. Afecta porque también dejan el triple de tarea; si estando en presencial dejaban una ahora nos dejan cuatro o cinco porque, para serte honesta, siento que piensan que no tenemos nada que hacer pero cuando estamos en casa haces más cosas que cuando estás fuera de ella.
A mí no me daban ataques de ansiedad antes del distanciamiento social. Mi casa era mi lugar seguro en donde estos ataques no me alcanzaban pero ahora con todos los trabajos, estrés y ansiedad es el único lugar donde me dan. Siento que ahora la relación con mis amigos ha cambiado enormemente, antes estaba todo el día con ellos porque estaba todo el día en la escuela.
Además de esto, hubo una temporada en la que tuve que aumentar mi consumo de café y de bebidas energéticas porque no aguantaba el sueño en las clases, hay momentos en los que me quedo dormida en las llamadas porque es muy fácil para mí aburrirme. Podría decir que los semestres en línea han afectado más mi estabilidad emocional que los estudios en sí.
- Mariana Pizaña
Estudio Literatura y Escritura Creativa, voy en séptimo semestre. El cambio de rutina al principio fue beneficioso, no tuve que preocuparme por el tráfico ni el costo de la gasolina, sin embargo, comencé a sentirme como una extranjera en mi propio hogar. Llegué a sentir que mi cuarto ya no era mi espacio seguro, sino un campo de batalla. A raíz de esto mi ansiedad se elevó, el miedo a la muerte se intensificó y finalmente enfermé de COVID-19 y contagié a mi mamá. La culpa prevaleció por semanas y de repente pensé que todos mis amigos me odiaban. Estos sentimientos los tuve que sobrellevar sola y con algunos mensajes de WhatsApp de mi psiquiatra, quien en ese momento no estaba dando consultas. La solución consistió en un ajuste al medicamento y buscar confort en la comida. Lo que más extraño de la universidad es sentirme libre en la ciudad, las risas de mis amigos y la comida de baja calidad de la cafetería.
- Raúl Miranda
Estudio Medicina y voy en el quinto año de la carrera. El cambio ha sido inesperado pero de una u otra forma fue necesario aprender a adaptarnos a las nuevas condiciones de aprendizaje. Esto me benefició para prestar mayor atención a mi salud mental y física. También me di cuenta que era muy importante retomar la convivencia que tanto había perdido con mi familia. Durante la pandemia aprendimos a escucharnos más y apoyarnos en momentos muy difíciles. Es cierto que podría decir que ha sido complicado no asistir a los hospitales para realizar prácticas. Afortunadamente tuve la oportunidad de llevar prácticas en hospitales antes de la pandemia, por lo que procuro repasar los temas y compensar el tiempo cuando sea momento de regresar.
No desarrollé depresión durante la pandemia, esta ya la tenía desde hace mucho tiempo pero me sirvió para comenzar a tratar los problemas que tenía desde hace años y que simplemente no busqué solucionarlos de la forma adecuada antes. Algo que extraño mucho es convivir con mis amigos y platicar después de un día pesado en la Facultad, es algo que echo mucho de menos porque no convivo con nadie más fuera de mi familia. Normalmente trato de planificar algunas cosas en el día a día, aunque no siempre hacer las mismas cosas para que no sea “tan aburrido”. Tener los horarios de las clases ayuda mucho para tener una noción de cuánto tiempo queda en el día para estudiar, hacer ejercicio o distraerte un rato.
La mayoría de los y las estudiantes se dio cuenta que necesitaba ayuda psicológica o psiquiátrica en el distanciamiento social. Parece que tener tiempo a solas con unx mismx da pie a tener una introspección obligatoria que la mayoría de las veces no es fácil de afrontar. Si este proceso ha sido complicado para ti o para alguien que conoces te animamos a que hables con alguien más de estos temas, no estás solx y puedes salir de esto.
Fuente: VICE