Por Santiago Sanabria*
Luego de 20 años, el grupo de amigos más importante de la historia olímpica volverá a juntarse. La Generación Dorada se reunirá el 2 de noviembre en el Parque Roca.
Cuando creas que dos décadas no son nada, miralos a ellos. Mirate a vos. Trata de recordar que hacías en ese momento. Ellos, escribieron la historia más importante e impactante del deporte desde que se tenga registro. No porque haya sido sorpresa (venían de ser subcampeones mundiales), sino por la manera. Un grupo de amigos, o como se dicen a ellos mismos, hermanos de camiseta.
El Chapa Retegui, campeón olímpico con los Leones en Río de Janeiro 2016 dijo que “en ningún grupo hay amigos. Eso es una mentira”, quizás, porque nunca le pasó. Porque no conocía a estos tipos. Amigos, sí. El primer club de amigos que funcionó en la historia.
Estarán todos presentes para recordar la mayor gesta deportiva de este país. No faltará nadie.
Cada Juego Olímpico que pasa, su historia se hace más grande. Desde que los NBA comenzaron a jugar para los Estados Unidos, fue casi un monólogo. Todos pelean por la medalla de plata. Pero hubo un grupo, uno solo, que cambió eso para siempre.
Si ellos (Estados Unidos), son el Dream Team (equipo de los sueños), estos monstruos son los cazadores de sueños. Se hicieron más fuertes. Alguna vez un periodista argentino dijo, “nos perdimos la posibilidad de apostar la deuda externa”, y no una, sino dos veces (mundial 2002 y JJOO 2004).
Volverán a fundirse en abrazos, mucho más grandes, pero con la misma sensación. No hicieron la presentación así nomás. La hicieron recreando un grupo de WhatsApp, como el que tengo yo con mis amigos, como tenes vos. Como todos.
Porque a pesar de la gloria máxima, nunca dejaron de ser eso. Personas, amigos que se cuidan entre sí. Que pelean por lo justo. Casi como creadores de una epopeya. Mágica, única e inigualable.
Escribir sobre ellos es tal vez, lo más improductivo, porque a la larga, quién soy yo para hablar de ellos. Pero me dieron la felicidad y el orgullo máximo de mi vida. Todavía les estoy agradecido por aquella locura cuando tenía solo 13 años.
Volverán a estar juntos, de manera visible para nosotros. Algunos, tendrán la suerte de estar ahí. De sentir como ese oro que llegó de Atenas todavía luce, brilla y emociona. A pocos y extraños. Cambiaron el deporte por y para siempre. Cambiaron la vida de millones, por y para siempre. Agradecido a ustedes, hermanos de camiseta.
*Periodista deportivo
