El periodo de la bajante del río inició en junio del 2019, es decir, lleva casi 700 días, según Juan José Neiff, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral. La extensión en el tiempo es lo extraordinario de esta gran bajante, que se relaciona directamente con la sequía.
En este sentido, explicó que durante el siglo pasado se registraron sequías de hasta 250 días, por lo que ésta se trataría de una sequía histórica desde 1900, fecha desde la que se tiene datos del río.
Además, en el siglo pasado las bajantes pronunciadas se presentaban cada dos o tres años hasta 1978. Desde 1978 hasta la bajante que se transita actualmente no se había registrado otra.
En este contexto, el investigador indicó que no es posible prever la frecuencia de las bajantes con exactitud porque el período de mediciones es muy irregular.
Asimismo, se refirió al fenómeno climático de La Niña, y adelantó que el periodo de sequía se extendería hasta la primavera o verano.
En esta misma línea, explicó que se trata de un fenómeno con características muy irregulares, que se genera cuando la temperatura del mar tiene valores por debajo del valor normal. Debido a estas condiciones, la evaporación en el Pacífico ecuatorial es menor y la cantidad de lluvias que cae en La Cuenca del Plata también se reduce.
“Los antiguos decían siete años de vacas gordas y siete años de vacas flacas, lo que hoy se conoce como los fenómenos del Niño y el fenómeno de la Niña, el primero es más regular y la segunda más irregular”, mencionó Neiff.
El especialista puntualizó que esta vez, la Niña es demasiado prolongada, aunque ya está avanzando hacia una etapa neutral entre la Niña y el Niño.
Según los pronósticos del Servicio del Clima de Estados Unidos, el fenómeno se extenderá hasta junio o julio. No obstante, si tenemos en cuenta que en esta región las lluvias son poco frecuentes entre mayo y julio, significa que habrá poca recarga del suelo en la Cuenca Alta y posiblemente se extienda hasta el verano.
En cuanto al papel de las represas en este escenario, Neiff detalló que el volumen de vapor que se acumula en la atmosfera proviene de una superficie mucho más amplia: la del mar. En otras palabras, el efecto de las represas en la evaporación es limitado y no tiene una gran importancia.
“Se trata de un fenómeno de escala continental, tiene que ver con el funcionamiento entre el mar y los continentes; no se puede decir que esto sea derivado de un problema de cambio climático global, son ciclos naturales”, aclaró el investigador.
Por otra parte, hizo hincapié en una problemática que últimamente afecta más de lo normal a varias localidades de Misiones:
“El problema es que la posibilidad de adecuación que tenemos es muy baja, teniendo en cuenta que prácticamente el 90 por ciento de la población de la Cuenca del Plata se encuentra en torno a los ríos Paraná, Uruguay o Paraguay; la provisión de agua potable en general se obtiene a partir del río”, manifestó el especialista.
Otras consecuencias de la sequía
En la ocasión, el investigador principal del CONICET y quien participa en proyectos relacionados a ecohidrología, humedales y manejo Ambiental, mencionó que la bajante de los ríos afecta a actividades como la navegabilidad, teniendo en cuenta que algunos combustibles vienen por el transporte fluvial.
Sin embargo, señaló que los más afectados quizás son los animales. En este sentido, comentó que solamente en la primera fase de la sequía, murieron muchos peces, debido a que quedaron en seco por no llegar al curso de agua.