La pandemia de coronavirus deja una serie de lecciones y asignaturas pendientes para todos los Estados. La emergencia sanitaria ha dejado al descubierto las desigualdades y carencias que existen a nivel global, y ante ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado una serie de directrices de cara a un mundo sin covid-19.
En un comunicado con motivo del Día Mundial de Salud que se celebra este miércoles, la organización ha detallado cinco vías de acción en las que los países han de profundizar cuando se haya superado la pandemia y con el objetivo de que, en futuras emergencias, nadie se quede atrás.
Tal y como insiste el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, “la pandemia se ha propagado favorecida por las desigualdades de nuestras sociedades y las deficiencias de nuestros sistemas de salud”, por lo que resulta indispensable ponerse manos a la obra con esos cinco mandamientos.
El primero de ellos en realidad es también una condición indispensable para dejar la pandemia atrás en todo el planeta. Se trata de garantizar la igualdad en el acceso a las vacunas y al resto de tecnologías. La OMS asegura que es necesaria una inversión global de más de 18.500 millones de euros para fortalecer el mecanismo COVAX de vacunas y el suministro de oxígeno, pruebas diagnósticas y equipos de protección para países vulnerables.
El segundo es que los Estados cumplan con el objetivo de destinar un 1% adicional de su PIB para invertir en atención primaria. La OMS cree que esta medida podría salvar 60 millones de vidas y alargar la esperanza de vida en 3,7 años hasta 2030 en los países de ingresos bajos o medianos. Además, insta a que se contraten 10 millones más de profesionales por todo el mundo para paliar el déficit de sanitarios.
La OMS también apuesta por priorizar la salud y la protección social, haciendo hincapié en la necesidad de que las consecuencias económicas (pérdida de puestos de trabajo) y educativas, así como en las amenazas a la alimentación y las desigualdades sociales.
El organismo también insiste en la necesidad de crear barrios seguros, saludables e inclusivos, ya que “muy a menudo la falta de servicios sociales básicos en algunas comunidades hace que estas se vean atrapadas en una espiral de enfermedad e inseguridad”. Debido a que el 80% de la población mundial que vive en condiciones de extrema pobreza lo hace en entornos rurales, la OMS mantiene que necesitan urgententemente servicios de salud y otros servicios sociales básicos, así como “una mayor inversión económica en medios de vida sostenibles y un mayor acceso a las tecnologías digitales”.
Por último, y no menos importante, fortalecer los datos y sistemas de información sanitaria. La OMS explica que aumentar los datos y poder desglosarlos “por sexo, riqueza, nivel educativo, origen étnico, raza, género y lugar de residencia es fundamental para determinar dónde hay desigualdades y atajarlas”.