Desde junio de 2019, el fenómeno de La Niña, cuya principal característica es el déficit de lluvias, trajo consigo una prolongada sequía y un sustancial déficit hídrico, tanto en Misiones como en otras provincias del país e incluso en regiones aledañas de Paraguay y Brasil. Los efectos comenzaron a verse desde mediados del año pasado, con pérdidas de hasta el 50% en cultivos anuales, té y ganadería y, actualmente, con la baja sustancial en el caudal del río Paraná y de arroyos.
En este sentido, en dos años la reducción de las precipitaciones fue de alrededor del 25% del promedio estimativo por efecto de la sequía extensa. Es que se esperaba un promedio de lluvia de 4.000 milímetros y hasta la fecha se llegó apenas a los 3.000 en Misiones, según datos del relevamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) en la provincia. Es decir, son en total unos 1.000 milímetros por debajo de los números habituales.
Según los números aportados a El Territorio, en el segundo semestre de 2019 llovió 300 milímetros por debajo del promedio para ese período. En tanto, el 2020 finalizó con 400 milímetros menos que el promedio anual (de 2.000) y en lo que va del 2021 el déficit, hasta el momento, es de 300 milímetros.
La falta de lluvias representa actualmente una de las principales preocupaciones por las serias complicaciones que acarrea, no sólo en la producción sino en el abastecimiento de agua. En este sentido, Nación ya solicitó a siete provincias –incluida Misiones- el uso racional del agua en el afán de evitar faltantes; incluso se evalúa declarar la emergencia hídrica, decisión que se tomaría en las próximas horas a través de un decreto de necesidad y urgencia (DNU).
Los pronósticos a corto plazo no son para nada buenos. Según los últimos informes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), La Niña se prolongaría desde la primavera y se extendería hasta el primer cuatrimestre del 2022, pero no sería tan agresiva como sí lo fue en el segundo semestre del año pasado, cuando además de la falta de lluvias, trajo consigo elevadas temperaturas, por fuera de los rangos normales para la temporada estival.
Los primeros indicios de una nueva fase del déficit hídrico están a la vista: en lo que va de julio llovieron apenas 24 milímetros en la provincia según los registros oficiales, cuando el promedio mensual es de 120 milímetros.
Panorama desalentador
El próximo semestre no se avizora un panorama alentador. Todo lo contrario. Las actuales condiciones climáticas, como la falta de humedad y de núcleos de aire frío provocarán un nuevo período de La Niña que, en vez de entrar en una fase neutral, estaría en una fase activa y se extendería hasta el primer cuatrimestre del año que viene.
José Luis Stella, climatólogo del SMN, aseguró a El Territorio: “Si bien estamos en una etapa de neutralidad, no estamos teniendo lluvias que tiendan a la normalización de la situación. A futuro se estima que nuevamente se active una Niña para la primavera, justamente en un período que es lluvioso, por lo que podría complicar el panorama que estamos viviendo en la zona Norte sobre todo”.
Indicó que los bloqueos de los frentes fríos y de la humedad son las variables que apuntan a un nuevo período de La Niña, aunque sería diferente al del año pasado, cuando fue moderada. Este año sería leve, dijo Stella.
Reconoció que hubo una normalización en Córdoba, que el año pasado sufrió una fuerte sequía y temporada de incendios, aunque no se normalizó en el Litoral y Norte argentino. Incluso, Paraguay y Brasil también padecen la falta de lluvias.
“Lamentablemente, los indicadores apuntan a un nuevo desarrollo para septiembre u octubre. A priori, sería un fenómeno de corta duración hasta el otoño. Serían dos eventos consecutivos, pero el segundo sería leve”, anticipó.
Stella recordó que un fenómeno similar actual, en relación a La Niña, se registró en 2007 y 2008, con un fuerte déficit de lluvias, aunque en ese entonces no fue tal para lograr una baja sustancial en el caudal del río, como sucede este año.
Por ello, desde el SMN en conjunto con otras áreas se avanza en el monitoreo constante y el foco estará puesto en las temperaturas, ya que “las temperaturas altas significan un mayor nivel de evaporación, pero ahora estamos registrando temperaturas muy bajas en determinadas regiones. Lo que sí habrá una mayor amplitud térmica, es decir, temperaturas bajas por la mañana y temperaturas cálidas o altas por la tarde”.
Números por debajo
José Olinuck, técnico en agrometeorología del Inta Cerro Azul, analizó el presente en materia de lluvias y sostuvo que “el panorama es complicado” dado el déficit de lluvias que predomina no sólo en Misiones sino en toda la región.
Indicó que desde junio de 2019, cuando comenzaron a sentirse los primeros efectos de La Niña, hasta los primeros días de julio “llovió 1.000 milímetros menos del promedio para estos dos años, ya que tendría que haber llovido unos 4.000 milímetros y cayó cerca de 3.000 milímetros en promedio”.
En diálogo con El Territorio recordó que el déficit hídrico es una de las principales preocupaciones, dado que complica a diversas actividades productivas, a lo que se sumó la bajante del río.
“Históricamente, pocas veces tuvimos un período tan largo de faltas de lluvias y de lluvias por debajo del promedio, que vienen desde junio de 2019, aunque eso no quiere decir que la sequía fue continuada. En algunas localidades llovió mucho, como por ejemplo en enero en Aristóbulo del Valle llovió 230 milímetros, y en otras nada como ocurre con Andresito”, dijo Olinuck. Luego, detalló que las últimas precipitaciones abundantes se registraron en enero en toda la provincia y también en marzo aunque sólo en la zona Sur. Desde ese entonces, se evidenció y profundizó el faltante de precipitaciones.
En los dos últimos años “hubo lluvias por debajo de la habitual. Por ejemplo, en el segundo semestre de 2019 llovieron 300 milímetros menos del promedio; en 2020, unos 400 milímetros menos y en lo que va del año, unos 300 milímetros por debajo de lo que debería llover en el primer semestre”, expresó.
Detalló que entre enero y junio debió llover 1.120 y hasta el momento apenas se llegó a los 800.
“Lo peor es que este año estamos con un arrastre de faltas de lluvias. Y eso complicó bastante, por ejemplo a las pasturas. En Andresito llovió menos del 50 por ciento de lo habitual, incidió en las pasturas. Las heladas de hace pocos días terminó por dañar por completo”, acotó.
“Si llueven unos 100 milímetros ayudará al crecimiento de las pasturas. Sin embargo, no servirán para normalizan el caudal del río, porque no es una situación que sólo involucre a Misiones, sino que hay una sequía en la región Norte del país y en Paraguay y Brasil, donde pasa el Paraná. Es un panorama muy complicado”, señaló Olinuck.
Fuente: El Territorio