Al empacar para un vuelo hacia al Planeta Rojo, los ingenieros espaciales representan alrededor de dos años de comida y agua para la tripulación.
“Estamos hablando de 30 kilogramos por astronauta por día, y además de eso debemos considerar la radiación, así como los desafíos mentales y fisiológicos”, explica Jennifer Ngo-Anh, coordinadora de investigación y carga útil de Exploración Humana y Robótica de la Agencia Espacial Europea (ESA) y una de las autoras de un reciente estudio que propone que la hibernación podría ser una alternativa para, entre otras cosas, reducir el tamaño de la nave espacial en un tercio y mantener a la tripulación sana en largas misiones, como ir a Marte.
El letargo durante la hibernación es un estado inducido que reduce la tasa metabólica de un organismo. Esta “animación suspendida” es un mecanismo común en los animales que desean conservar la energía.
Reducir la tasa metabólica de una tripulación en ruta a Marte al 25 por ciento del estado normal reduciría drásticamente la cantidad de suministros y el tamaño del hábitat, haciendo más factible la exploración de larga duración.
“Donde hay vida, hay estrés”, recuerda Ngo-Anh. “La estrategia minimizaría el aburrimiento, la soledad y los niveles de agresión vinculados al confinamiento en una nave espacial”, agrega.
Imitando el letargo terapéutico, la idea de poner a los humanos en un estado de hibernación ha existido en los hospitales desde la década de 1980: los médicos pueden inducir hipotermia para reducir el metabolismo durante cirugías largas y complejas. Sin embargo, no es una reducción activa de la energía y pierde la mayoría de las ventajas del letargo. Los estudios sobre la hibernación para visitar otros planetas podrían ofrecer nuevas aplicaciones potenciales para el cuidado de pacientes en la Tierra.