A medida que se expande la vacunación contra el COVID-19 comienzan también a surgir dudas, por ejemplo, sobre la seguridad de usar cannabis luego de ser vacunados.
No existen actualmente estudios que indiquen efectos adversos por el uso de cannabis luego de la administración de alguna de las vacunas contra el COVID o casos anecdóticos de personas que hayan sufrido efectos secundarios.
Esto no implica que no existan riesgos, ya que depende el organismo y metabolismo de cada persona en particular, algo que cuenta tanto para la aplicación de una vacuna como para el uso de una sustancia.
Sí existe evidencia sobre el uso, potencial o comprobado, del cannabis tanto para aliviar síntomas de complicaciones respiratorias o inflamatorias como para una posible prevención de la entrada al organismo del virus.
En el caso de usar cannabis para aliviar los síntomas provocados por la vacuna, como el dolor articular, es preferible utilizar aceite que el cannabis inhalado, aunque también se puede utilizar un vaporizador.
Sí hay que tener en cuenta que las vacunas toman entre 20 y 30 días para alcanzar un efecto. Además, las vacunas no impiden que nos infectemos y contagiemos el virus.
Por eso, debemos tratar de mantener las conductas de distanciamiento social y no compartir porros, pipas, o vaporizadores.
Uso de alcohol
Respecto al alcohol, su consumo excesivo no es recomendable dado que es necesaria una correcta función hepática para modular la respuesta inmunológica del cuerpo.
Aunque popularmente no esté reconocido como un órgano fundamental para el sistema inmune, nuestro hígado cumple la función de una barrera entre el intestino y el organismo, con la capacidad de detectar, capturar, filtrar o eliminar no solo bacterias y virus sino también macromoléculas.
Al mismo tiempo, genera diferentes estímulos que funcionan para mantener la capacidad del órgano de generar una respuesta inmune urgente en caso necesario.
El alcohol ingerido es metabolizado en un 90% en el hígado mediante unas células conocidas como hepatocitos que convierten el alcohol en acetaldehído.
Esta sustancia puede estimular el sistema inmune y generar inflamación, dañando las células del hígado y reduciendo su capacidad de funcionamiento.
Cómo funcionan las vacunas para el COVID-19
Las vacunas no nos vuelven invencibles frente al virus que causa el COVID-19 sino que le enseñan a nuestro organismo a generar una respuesta inmune y disminuye las probabilidades de desarrollar un caso grave. Aun así todavía podemos infectarnos y contagiar la enfermedad.
Actualmente existen tres tipos de vacunas contra el COVID que se encuentra en estudios clínicos con grandes poblaciones o ya autorizadas para su uso.
Las conocidas como ARNm (ácido ribonucleico mensajero) contienen instrucciones para que nuestro cuerpo reconozca el material genético del virus que causa el COVID-19 y pueda combatirlo.
El ARNm modificado, que contiene una proteína inocua del virus, funciona como un código para producir en las células las proteínas que a su vez generan linfocitos T y B que expuestos de nuevo al virus podrán combatirlo.
De una manera similar funcionan las vacunas conocidas como subunidades proteicas, salvo que trabajan con una porción aislada e inocua del virus, reconocible por el sistema inmunitario del organismo, en lugar de su estructura completa.
El último tipo es el que se conoce como “vector viral” y utiliza una copia modificada de un virus diferente al del COVID-19, que funciona generando una infección simulada: el vector viral produce una proteína exclusiva del COVID, reconocible por el organismo que a su vez genera los linfocitos T y B que brindarán una respuesta inmunitaria en caso de una futura exposición.
Fuente: revistathc.com