“Nací en una familia eslovena que conservó el idioma y muchas tradiciones. Y crecí con la ilusión de algún día poder vivir en ese lugar para mí maravilloso, con castillos, ciudades antiguas, ríos transparentes y paisajes de montañas espectaculares que me contaban en mi casa y veía en los libros. Mi papá nació en Ljubljana (capital de Eslovenia) y en el año 1948, después de pasar con su familia un tiempo en un campo de refugiados en Italia, emprendieron su rumbo hacia la desconocida Argentina en el barco Santa Cruz. Después de un tiempo en Buenos Aires decidieron asentarse en San Luis donde luego de unos años conoció a mi mamá que era hija de eslovenos”. Así arranca contando su historia Milena Povše que nació hace 41 años en la provincia puntana.
La primera vez que Milena viajó a Eslovenia fue con su hermana Andrejka en 1997 a raíz de una beca que les otorgaron para hacer un curso de esloveno en verano. En ese momento, cuenta, estaba convencida de que iba a volver.
Después de esa primera inolvidable experiencia que le quedó grabada para siempre en su retina, Milena entendió que su corazón estaba más en Eslovenia que en la Argentina. Por esa razón, en 2002 se propuso volver al país de sus sueños para perfeccionar el idioma. Si bien lo hablaba desde chiquita, le interesaba trabajar como traductora y sabía que en la Argentina era “prácticamente imposible”. Entonces, consiguió una beca para un curso de esloveno en la Facultad de Filosofía y Letras de Ljubljana que luego se la extendieron por el año lectivo completo.
“La decisión de quedarme para mí era casi obvia. Tenía la ciudadanía, hablaba esloveno, el país me fascinaba, había empezado a trabajar dando clases de español y después de un proceso de actualización del idioma empecé a dar mis primeros pasos como traductora”.
Un sueño cumplido
En 2010, junto con su pareja, Damir, Milena abrió una agencia de traducciones (Poliglot-jezikovna točka) en el centro de Ljubljana donde también ofrecen cursos de español. Mayormente trabajan con los idiomas de los países limítrofes y de la ex Yugoslavia. Además, Milena se encarga de gestionar diferentes trámites (administrativos, ciudadanías) para clientes de la Argentina.
Milena vive con su pareja y con sus hijos (Emma y Martín) en Ljubljana, una ciudad hermosa que no tiene más de 300.000 habitantes. “Es muy pintoresca y preciosa para pasear, tanto a pie como en bicicleta. La ciudad está preparada y organizada para el ciclista. La atraviesa el río Ljubljanica y sus puentes son parte del atractivo del centro. Mi barrio se llama Bežigrad. Está muy cerca del centro, al trabajo me voy en bicicleta o caminando, son unas 10 cuadras. Tenemos cerca todo lo que necesitamos en nuestro día a día: la escuela, el jardín, un parque enorme y lleno de juegos, supermercados, farmacia y como no podía faltar: una carnicería”, se alegra Milena.
Tomá Mate Slovenija
Hacía varios años que Milena venía comprando yerba (es adicta al mate) y otros productos argentinos en Alemania y de paso encargaba cosas para sus amigas argentinas que vivían en Eslovenia. Sin embargo, cuenta, los pedidos eran cada vez más grandes como cuando su amiga Ana le comentó que unos amigos querían 20 KG de yerba. Al poco tiempo, otro chico le preguntó si le podía encargar 10 KG. “Fue como un clic. Pensé que sería una buena idea tener lo que uno necesite al alcance de la mano como poder comprar al pasar un paquete de yerba y unos bizcochitos. Coincidió también con el momento que estaba atravesando todo el mundo, las restricciones a la hora de viajar, el pasar más tiempo en casa, fuera de la rutina habitual. Los argentinos viviendo acá no tenían esa posibilidad de que les trajeran la yerba cuando recibían visitas de nuestro país. ¡No había visitas! Había que buscar online o encontrarle la vuelta. Yo misma, si me quedaba sin yerba, era quedarme una semana sin mate hasta que llegara el envío. Así qué transformé lo que era el aula para dar clases de español en un almacén de yerba mate y productos argentinos”. De esa forma surgió Tomá Mate Slovenija.
Actualmente, los productos que tiene a la venta en su local son yerbas de la Argentina, Paraguay y Brasil (con palo, sin palo, orgánicas, compuestas, saborizadas, para chimarrao y tereré), mate cocido, yerba mate instantánea, liofilizada y tostada (se prepara como el café, en la cafetera italiana).
“La idea es acercarle la yerba mate a los eslovenos sin forzar o presentar como única opción el consumirlo de la forma tradicional, en la calabaza, con la bombilla y el termo. El ritual del mate está estrechamente conectado con la cultura y los hábitos de nuestros pueblos. Me parece una buena idea ofrecer diferentes formas de disfrutar de la yerba y que cada uno pueda optar por la que le parezca más cómoda. Los eslovenos ven en la yerba mate sus beneficios para la salud, de los cuales no sé si somos conscientes del todo. Para nosotros, lo primordial es el ritual mismo, lo social, la charla, la compañía del mate”.
En el almacén (cuyos principales clientes son argentinos y uruguayos aunque también pasaron rusos, búlgaros, serbios, estadounidenses, españoles, italianos y árabes) tiene mates de diferentes materiales, bombillas, guampas para tereré, alfajores, conitos, dulce de leche, dulce de membrillo y batata, galletitas y chimichurri. Lo que dice un negocio bien argento.
“Me sorprende ver que mucha gente conoce el mate. A algunos no les simpatiza el hecho de compartir la bombilla (más allá de este momento particular en cuanto al virus). Pero, en general, les parece muy interesante la historia, la cultura, el mundo del mate. Los eslovenos viajan mucho y algunos adoptaron la costumbre, muchos de los que se acercaron tienen parientes en la Argentina y quieren probar. El tereré lo introdujimos en el bar cuando empezó a hacer un poco más de calor y va a estar firme en la oferta de la barra todo el verano. Teníamos un par de tés helados y qué mejor que ofrecer también nuestra versión del tereré. Lo servimos en vasos grandes un poco retro, con rodajitas de limón, lima, naranja y hojitas de menta. Tuvo muy buena aceptación, se copan. Sobre todo cuando los mozos les explican a los clientes de qué se trata y los beneficios de la yerba mate”.
Las empanadas, el hit en las preferencias de los eslovenos
Milena cuenta que con su pareja siempre pensaron en la posibilidad de, en algún momento, abrir un bar. Para eso se asoció con Jure Matulič, amigo de su hermano Juan Pablo, que estaba pensando en darle nuevos rumbos a su trabajo en la cocina ya que había trabajado en Londres, en cruceros, y en restaurantes asiáticos en Ljubljana. “Así decidimos juntarnos, darle forma al proyecto. Nosotros encargándonos de la cerveza, Jure de la cocina y mi hermano de la cocina argentina y de la gerencia”.
El bar, que se llama Pivnica Lajbah, cuenta con una “excelente propuesta” de cervezas artesanales eslovenas y extranjeras y el concepto de la cocina es mayormente street food, comida que se puede comer con la mano y combine bien con los diferentes tipos de cerveza. El menú está compuesto por platos argentinos y asiáticos (Japón, Tailandia, Indonesia, India).
“Las empanadas son el hit, se venden cada vez más. Son algo nuevo, son ricas, se comen con la mano. En cuanto a cantidades, en el podio están las de queso y verdeo y las de pollo. Las vendemos en porciones de a seis. También el lomito fue muy bien recibido. Un sándwich caliente (con pan de masa madre que hace su hermano), se puede comer como almuerzo o cena. Se sirve con papas. También tenemos el steak San Telmo, bife de chorizo con chimichurri y verduras grilladas. Y en los almuerzos que van rotando todos los días tenemos matambre. Además, hace un par de semanas mi hermano introdujo un cheescake de dulce de leche con base de chocolinas que a la gente le encanta”, se enorgullece Milena.
“Eslovenia es nuestra base y mi lugar en el mundo”
Más allá de que extraña a su familia en San Luis, a pesar de que antes de la pandemia los visitaban todos los años, Milena jamás pensó en la posibilidad de volverse a la Argentina. Claramente, está fascinada con Eslovenia, un país en el que la salud y la educación son públicas, las distancias son cortas y todo es muy accesible. “Eslovenia tiene una oferta de turismo y gastronomía de primer nivel. Hay centros de esquí, ríos para hacer diferentes actividades, lagos, castillos, granjas turísticas, bodegas, grutas. Vale la pena conocerla. No solo que yo ya armé mi vida acá, sino que los chicos están creciendo en un lugar que me parece ideal y que les puede ofrecer muchas oportunidades en el futuro. Nos encanta viajar, pero Eslovenia es nuestra base y mi lugar en el mundo”.