El frío es una herramienta más para trabajar nuestro sistema inmunitario.
Hemos leído muchísimo sobre el cuidado que debemos tener para evitar contagiarnos de algunas enfermedades, pero nosotros vivimos con gérmenes dentro y fuera de nuestro organismo.
La gran mayoría nacemos con un sistema inmunológico que nos defiende de cualquier desequilibrio. Uno de los factores que más desequilibrio produce en nosotros es nuestro estilo de vida y allí está la definición de salud, bienestar físico y mental.
Qué les parece fortalecernos a través de la respiración y agradecimiento por despertar, empezar nuestro día con gratitud y de ahí en más todo lo demás.
El miedo nos inmoviliza y genera disfunciones endocrinológicas que conllevan a que cada órgano del cuerpo sufra y realice mal sus funciones, pero también el miedo puede impulsarnos a estar mejor.
Hay varias maneras de fortalecer el cuerpo como por ejemplo, tres propuestas que son fáciles y económicas para incorporar a nuestro estilo de vida saludable y tal vez no las escuchamos tanto. La terapia del frío o crioterapia, ya sea aplicándola en forma casera o con aparatología. La crioterapia también llamada criocirugía, crioablación, crioterapia percutánea o terapia de crioablación es un tratamiento que usa frío intenso para congelar y destruir un tejido enfermo, incluyendo las células cancerosas.
Baños de inmersión fríos que ayudan al equilibrio físico por regulación hormonal. Duchas frías, la diferencia es dejar fluir del agua en un mínimo de 3 a 5 minutos. Cuando el agua fría hace contacto con el cuerpo, la sangre empieza a circular más rápido para mantener la temperatura interna.
Aumenta los niveles de energía: los golpes de agua helada estimulan los receptores y la liberación de adrenalina estimula el sistema circulatorio, quedando en un estado de alerta. Esto, a su vez, incrementa la ingesta de oxígeno y el ritmo cardíaco, dando mayor energía por aumento circulatorio.
Rejuvenece la piel y tensa el cuero cabelludo: La experta en bienestar, Dra. Jacqueline Schaffer, dice que el agua fría aprieta los poros y contrae los vasos sanguíneos, dándole a la piel un aspecto saludable.
Acelera la reparación muscular: luego de una intensa rutina de ejercicios, una ducha de agua fría de 3 a 4 minutos ayuda a producir relajación. Algunos estadios de fútbol tienen bañeras de agua helada que esperan a los jugadores para ayudar al rápido restablecimiento muscular disminuyendo el proceso inflamatorio. El agua fría tiene propiedades regenerativas y reduce la inflamación muscular.
Simplemente colocar los pies en agua fría o compresas es estimulante y produce el efecto antiinflamatorio. De 20 minutos a 30 es suficiente.
Wim Hof conocido como el hombre de hielo por sus proezas con lo conseguido en su sistema inmunológico con terapias basadas en respiración, meditación y estimulación con agua fría permitió corroborar con estudios clínicos cómo su cuerpo se defendía de inoculación de virus y bacterias por sí solo. Comenzar conociendo la tolerancia de nuestro cuerpo a las temperaturas bajas con baños de pies para luego animarse a la ducha e inmersión son métodos caseros sencillos. Una herramienta más para trabajar nuestro sistema inmunitario. Bendecido domingo, a disfrutarlo.