En el día internacional del gato, no podemos pasar desapercibida la historia del gato que sostiene en su regazo el mismísimo Vito Corleone en la primera entrega de El Padrino.
El felino en cuestión se coló en el set de lo que sería una de las películas más icónicas de todos los tiempos. Si, el gato se sumó al rodaje, Brando decidió que acariciarlo mientras practicaba la escena y Francis Ford Coppola decidió dejarlo ya que aportaba “empatía” al personaje Vito Corleone. Lo que fue un imprevisto terminó convirtiéndose en una de las mas recordadas escenas de la historia del cine.
En esa escena Vito Corleone (Brando) mantiene una reunión durante la celebración de la boda de su hija. La escena principal no incluía en principio al gato, pero Coppola se lo dio a Brando para ver qué tal quedaría el resultado y le gustó.
¿Por qué funciona tan increíblemente bien el personaje de Vito Corleone? Claramente por el trabajo de un Marlon Brando que fue capaz de dotar de infinitos rasgos a un tipo inolvidable. Desde su primera aparición, Don Vito se convertía en patrimonio del cine. Sus gestos, su forma de hablar, su mirada… y el gato de su regazo.
El gato se convirtió en uno de los iconos de la película, incluso tuvieron que doblar parte de los diálogos debido al ronroneo del animal.