Por Alexis Rasftopolo**
Hace 47 años, el periodista, investigador y militante Rodolfo Jorge Walsh redactó la Carta abierta a la junta militar[i]. Ese documento, impresionante, revelador en lo que respecta a la bio-política impulsada y ejecutada durante la última dictadura cívico-militar empresarial, mantiene, en rigor, una vigencia insoslayable.
Además de la violencia inenarrable promovida por la junta de gobierno militar, los presos, los secuestros, las desapariciones, “las principales guarniciones del país convertidas en campos de concentración”[ii], la tortura y la muerte, Walsh llamaba la atención sobre una atrocidad mayor: “la miseria planificada”.
Como señaló el cronista Sergio Ciancaglini, con tal conceptualización, Walsh aludía a las consecuencias concretas de las políticas implementadas (cualquier parecido con la realidad de nuestros días no es una coincidencia fortuita): “reducción salarial masiva, redistribución de ingresos y concentración brutal de la riqueza, desocupación récord, derrumbe del consumo, éxodo de profesionales por la ‘racionalización’ de la economía, endeudamiento externo histórico, atrofia de todas las funciones creadoras y protectoras del Estado, obediencia ciega a las recetas del FMI, reinado de los monopolios y de lo que llamó ‘nueva oligarquía especuladora’. Hay más: desnacionalización de la banca, dominio extranjero del ahorro interno y el crédito, premio a las empresas que estafaron al Estado”[iii].
En efecto, como sostiene Ciancaglini “aquel plan que Walsh denunciaba en su carta, Menem lo llevó a cabo entre 1989 y 1999 corregido, aumentado y en democracia”[iv].
Seguidamente, con Macri primero y Milei y sus cófrades ahora, la profundización de esa miseria para las mayorías sociales de nuestro país se torna en una evidencia irrefutable. Más de lo mismo, pero recargado, en sus niveles de crueldad y deshumanización.
En los 100 días de gobierno de los hermanos Milei, se avanzó con artefactos legislativos como el DNU 70/23 y con una autodenominada ley “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” sumamente regresivos en su integralidad y perniciosos para la vida institucional y democrática de nuestro país por el grado de retroceso raizal que implica en todos los planos de la vida social, lesionando diversos derechos consagrados[v]; se procedió con una política de ajuste que implicó despidos y recortes abruptos en distintos organismos del estado, direccionado a los sectores trabajadores en áreas fundamentales vinculadas a la educación, la ciencia y la tecnología, las artes, el sector de atención social, discapacidad, de agricultura familiar, y la asistencia a las personas con diversas enfermedades que requieren de tratamiento para preservar la vida.
En yuxtaposición, las medidas devaluatorias, los incrementos exorbitantes de precios en alimentos, medicamentos, en los servicios de cobertura de salud, en lo que refiere a tarifas de luz, agua, telefonía, internet, transporte, entre otros rubros, han configurado un combo abrumador que torna pesada la vida para millones de personas, de familias, en nuestra sociedad.
Incluso, es dable conjeturar que las condiciones materiales de existencia se hacen más complejas para la gran mayoría de quienes han votado a este gobierno creyendo, legítimamente, que era menester un cambio del estado de cosas luego de la gestión para el olvido del doctor Alberto Fernández.
No faltaron las expresiones del tipo: “no, eso no lo va a ser” por parte de muchos en lo concerniente a varias de las iniciativas que el propio Javier Gerardo Milei señalaba que iba a implementar, durante la campaña electoral, de llegar a la presidencia.
Y aquí estamos: más de la mitad de nuestra población en la pobreza, experimentando niveles de violencia[vi] crecientes y de diverso tipo, cuya situación inadmisible se dio con el caso de la integrante de la organización Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS), quién, a raíz de su participación política en materia de derechos humanos, fue amenazada, violada y golpeada por dos sujetos que, luego de un tiempo largo de hacer inteligencia, ingresaron a su departamento para perpetrar tales acciones que evoca los lúgubres tiempos del terrorismo de estado[vii].
¿Cómo salimos de esta situación?
Frente a tales avasallamientos, no cancelar el sentido común, preservar la vida digna, no naturalizar y denunciar la violencia desmesurada que implicada negar el pan y la salud a millones de nuestros congéneres en nombre de una supuesta perspectiva política que señala que hay que sufrir ahora y que el ajuste es inexorable, para retomar un rumbo de prosperidad que nunca llegará, porque en el fondo, se trata, como denunció Walsh, de la miseria planificada, al servicio de una política económica que beneficia a sectores empresariales concentrados, y que constituye el bloque de clases dominante, que operan tanto dentro como fuera de nuestro país.
El capital no tiene bandera, su signo fundamental es el dinero, su razón de ser es la maximización de ganancias. Y la estructura que configura es la que vivimos: la estructura de las desigualdades más groseras que hayamos conocido en nuestra historia.
Solidaridad en estos tiempos de oscuridad. Articular fuerzas entre los diversos sectores postergados estableciendo puntos de acuerdo más allá de posibles discrepancias; internacionalizar la resistencia, la creatividad y la lucha frente a estos avances de la tanatopolítica.
Cuidar la vida humana y del planeta.
No olvidarnos de los ejemplos valiosos en las horas difíciles: las Madres, las Abuelas, Los Hijos e hijas; los Nietos, la agrupación Historias desobedientes (familiares de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia), los proyectos políticos que procuran la equidad y la dignidad de la condición humana y que día a día son los que podemos reconocer en los maestros y maestras en las escuelas y universidades, en los estudiantes, los militantes sociales más diversos, en quienes sostienen los comedores de los barrios ahora asediados por la carestía de recursos e insumos promovido por los hermanos Milei.
En quienes, en suma, se brindan y se re-conocen en el Otro/a/e en momentos harto complejos.
*El título de este artículo se lo debo Carlos del Frade, periodista, investigador, legislador provincial por Santa Fé, a propósito de una de sus intervenciones recientes, que conviene escuchar y difundir, véase: https://www.youtube.com/watch?v=DouGfc8wjlI
**Comunicador social.
[i] [ii] Walsh, R. ([1977] 2015) “Carta abierta de Rodolfo Walsh a la junta militar”. En: Walsh, R. El violento oficio de escribir. Obra periodística (1953-1977). Buenos Aires: Ediciones de la flor; pp. 429-438.
[ii] Walsh, R, Idem.
[iii] Ciancaglini, S: “La miseria planificada”. En El País, 23/3/2002.
[iv] Ciancaglini, S, Idem.
[v] Véase: “Claves para entender las medidas de Milei: Análisis técnico del DNU y del mega proyecto de ley”, elaborado por el equipo técnico y legislativo de Argentina Humana.
[vi] Rasftopolo, A: “Las formas del desprecio”. En Contraeditorial, ferebro, 2024.
[vii] Véase: El testimonio de la militante de H.I.J.O.S. atacada: “El gobierno habilita el terror y la crueldad”. En Página / 12, marzo 22, 2024, por Ailin Bullentini.