¿Sufriendo porque una canción no sale de tu cabeza? Pues la respuesta a este fenómeno es más simple de lo que parece
Todos tenemos una canción que no podemos sacarnos de la cabeza, puede ser una de Luis Miguel, Bad Bunny o Taylor Swift. También de los Backyardigans. Pero, ¿por qué no la podemos sacar de nuestra mente? La respuesta está en nuestro cerebro.
Visto de la manera más objetiva posible, la música es una consecución de ondas de sonido vibrantes, que son tomadas por nuestro aparato auditivo. Ah, perdón, en español: la canción suena, la escuchamos y es procesada por nuestro cerebro. Ahí es cuando la memoria juega un papel fundamental.
Así seamos capaces de escuchar un solo segundo de una canción, este tiene una posibilidad de reproducirse en nuestra mente mucho tiempo, ya que se nos presenta como un sonido continuo.
Es como si nuestro cerebro completara la presentación del instante de la canción que escuchamos. También nuestro cerebro busca ritmos, patrones. Elementos que puedan conectar para ‘darnos algo’ coherente.
Los hits (del pop, especialmente) están construidos para que se te ‘peguen’ en la cabeza. ¿Qué sucede cuando nos enfrentamos a ese monstruo?
No hay mucho que explicar, es sencillamente una construcción de acordes y sonidos que difícilmente podrás ignorar.
Hay progresiones de acordes que son muy comunes en la música pop, entonces hay canciones que escuchamos, que nos recuerdan, sin saberlo, a otras canciones y eso activa una parte de nuestra memoria que tiene que ver con la familiaridad.
Además de las relaciones que automáticamente hace el cerebro respecto a una canción, las letras también juegan un papel importante.
Mientras más universalmente comprendida pueda llegar a ser una canción, más posibilidades tiene de ser un éxito, por eso hay muchas de las canciones famosas que no tocan temas muy complejos. Algunas ni siquiera dicen palabras reales o coherentes.
«aserejé-ja-dejé de jebe tu de jebere seibiunouva majavi an de bugui an de güididípi»…¿te suena?