Al principio usaba esas horrendas y pequeñas remeras de hombre talle S. Es que sí, yo también quería tener una remera de rock, pero NO HABÍA PARA MUJER!! Y sí, podría pensarse que Posadas en ese tiempo era muy pueblo, no sé, pero así eran las cosas. Me recorría los locales y las novedosas rockerías y no, no había. Entonces debía conformarme con las remeras masculinas talle S.
Toda piba de la época que no tuvo otra opción que usarlas, sabe como era, muy ceñida al cuerpo y con el cuello en peligro all the time por lo ajustado que quedaba. Pero bueno, gracias a eso pude tener mis primeras remeras de Mano Negra, Manu Chao, Nirvana y Pearl Jam.
Después estaba la otra, los talles masculinos más grandes, es decir las remeras grandes muy grandes. Y sí, no voy a mentir en el recital de los Queens of the Stone Age, me volví a comprar una remera talle L de varón porque demasiado quería una remera del show y no había taller mujer (again!). Y sí, todavía la tengo y la uso.
La cosa es que cuando empecé a recitalear vivía con remeras talle S o talle L, ninguna me gustaba como me quedaba pero no había otra…
Recién en Córdoba conocí las remeras rockeras con el bendito talle mujer, supongo que a alguien se le ocurrió que capaz a las mujeres también podría gustarnos el rock, y por ende, también tendríamos interés en usar remeras de ese estilo. ¡Por fin a alguien se le ocurrió!, thank god.
Lo gracioso fue que creí que iba a escapar de los talles S pero la vida me jugó una pasada graciosa, cuando en un cumpleaños allá en Córdoba, mis compañeras del call center me regalaron una remera hermosa de Pearl Jam talle S de varón (no de nuevo decía). La usé y recordé porque odiaba el talle S. De tan linda que era, al tiempo quedó en el fondo del ropero y hace unos años la reviví cortándole las mangas y el cuello, y actualmente la uso con jumpers.
En fin, para mí las remeras rockeras son mis compañeras de aventuras. Y podría decirse que tengo una colección de remeras que no uso y que uso. Todo pasa, pero las remeras perduran. Es ley.